los Hermanos Marx
Quiza haya sido el mayor genio del cine de humor... Julius Henry Marx, mas conocido por Groucho Marx, un derroche de ingenio en todo lo que hacia... Una de las escenas mas famosas de los hermanos Marx fue la del camarote de los hermanos Marx, por supuesto, y ahi puedes verla. Pero por si eso fuera poco... aqui puedes leer una entrevista genial, que realizo para la revista Playboy... no te la puedes perder...-No sé qué clase de entrevista pretende hacerme. ¿Quiere que sea una entrevista absurda? No me sé ningún chiste.
-Podemos empezar por cuál es la pregunta que más le hacen los entrevistadores.
-"¿Podría hablar Harpo ?".
-Quizá se la hagamos más adelante. ¿Por qué no empieza contándonos lo primero que recuerda?
-Me pide que me remonte a casi cien años atrás.
-De acuerdo. Entonces, ¿cuáles son sus primeros recuerdos de la infancia?
-Yo colgado de la trasera de una camioneta en marcha. Gummo iba conmigo y debíamos de ser bastante pequeños, porque todavía no teníamos el piano. Y recuerdo haber jugado al stickball (juego callejero parecido al béisbol), lo que era todo un desafío porque jugábamos sin pelota. No podíamos permitimos comprar una. En fin, el caso es que donde vivíamos en Nueva York estábamos rodeados de fábricas de cerveza. Cuando iba al colegio de pequeño, siempre olía a malta. También recuerdo al hielero; gritabas por la ventana para decirle cuánto hielo querías. No teníamos nevera; éramos muy pobres. Mientras él hacía la entrega, nos metíamos en su carro y le robábamos pedacitos de hielo. Desde entonces siempre se me ha dado muy bien romper el hielo.
-¿Hasta qué punto eran ustedes pobres?
-Tanto que cuando alguien llamaba a la puerta nos escondíamos todos. Pagábamos un alquiler de 27 dólares al mes y éramos 10. Los cinco hermanos, mi padre y mi madre, mi abuelo y mi abuela y una hermana adoptada. Éramos 10 y sólo teníamos un cuarto de baño.
-¿Quería ser actor de pequeño?
-No, quería ser escritor. Me hice actor porque éramos muy pobres... El caso es que decidí meterme en el mundo del espectáculo.
-¿Por qué?
-Porque tenía un tío en el negocio que ganaba 200 dólares a la semana, y yo estaba siempre a dos velas.
-Cuando aún era pobre, ¿qué creía que significaba ser rico?
-Solía pensar que ser rico significaba tener un montón de dinero. Ahora creo que significa tener un montón de dinero.
-Háblenos de sus padres.
-Bueno, mi madre venía de Alemania, mi padre de Francia. Cuando conoció a mi madre ninguno de los dos entendía una palabra de lo que decía el otro, así que se casaron. Hablaban en alemán porque mi madre era la más fuerte de los dos. Mi padre no era demasiado culto. Mi madre tampoco, pero era más inteligente. Vivió el tiempo suficiente para ver cómo alcanzábamos el éxito en Broadway.
-¿Tuvo su madre una influencia tan importante como se dice a la hora de animarle a lanzarse a los escenarios?
-Por supuesto. Y en cuanto pudo, hizo que los otros siguieran mis pasos. Fue así como nos convertimos en los Hermanos Marx. Ella misma se ocupaba de buscarnos trabajo. Estaba convencida de que tenía que tener aspecto de joven, así que se ponía un corsé y una peluca rubia cuando iba a visitar a los agentes. Por aquel entonces debía rondar ya la cincuentena, y todo el mundo sabía que lo que llevaba era una peluca. Si estaba jugando a las cartas en casa de alguien y se hartaba de llevar el corsé, se lo quitaba y lo envolvía en un periódico, con los cordones colgando.
-Pertenecía a una familia relacionada con el teatro, ¿no es así?
-Mi abuela tocaba el arpa y cantaba a la manera tirolesa. Mi abuelo era ventrílocuo y mago.
-¿Y su padre?
-Era un sastre procedente de Estrasburgo, el peor de la historia. Todos sus clientes eran fácilmente reconocibles: una de las perneras del pantalón era más corta que la otra.
-¿Tuvo usted alguna novia mientras crecía en Nueva York?
-No hasta más adelante, cuando empezamos a viajar con espectáculos de variedades de tres al cuarto. E incluso entonces no pasábamos suficiente tiempo en las ciudades como para conocer a nadie.
-¿Entonces cómo conocía a chicas?
-Íbamos a las casas de putas. Teníamos mucho éxito en las casas de putas.
-¿Y eso?
-¡Les montábamos el espectáculo!
-¿Quiere decir que actuaban en los burdeles?
-Como lo oye. Les hacíamos nuestro número al completo Harpo y Chico tocaban el piano y yo cantaba. Las chicas solían ir a vemos al teatro y, si les gustábamos, nos mandaban una nota los camerinos: "Si no tenéis nada que hacer esta noche después del espectáculo, ¿por qué no os acercáis a vernos?". Siempre estábamos persiguiendo a las chicas. Llegábamos a una ciudad, había un hotel, y en el entresuelo tenían un piano. Chico se ponía a tocar y en un dos por tres había 20 señoritas alrededor.
-Circula el rumor de que usted y Harpo se presentaron una vez desnudos en una fiesta.
-Eso fue cuando estábamos con I'll say she is (Y tanto que lo es) y nos invitaron a la despedida de soltero de un amigo que iba a casarse. Total, que Harpo y yo nos metimos en el ascensor y nos quitamos toda la ropa y la guardamos en unas maletas. Íbamos en pelota picada. Pero nos bajamos en el piso equivocado, donde la novia estaba celebrando una fiesta para sus amigas. Así que corrimos en cueros de un lado para otro hasta que apareció un camarero con dos trapos de cocina. Bueno, en mi caso, una toalla de baño.
-¿Quién les escribía los textos cuando empezaban?
-Lo hacía yo. Excepto en el caso de Harpo, que no decía nada.
-¿Escribía usted también para Zeppo?
-No había necesidad. Era el más gracioso de todos, pero no participó en el número mucho tiempo. Eso sí, duró más que Gummo, que ingresó en el ejército durante la I Guerra Mundial.
-¿Por qué no se reincorporó al grupo después de la guerra?
-No quería ser actor. Se metió en la industria de la confección. Recuerdo que Gummo tuvo un hijo llamado Bobby, y Bobby llegó un día a casa desde el colegio y su padre le preguntó: "¿Cómo te ha ido hoy en el colegio?". Y Bobby dijo: "Bueno, la profesora nos preguntó a todos quiénes eran nuestros padres, y yo le contesté: "Groucho Marx". Y Gummo le dijo: "¿Por qué le has dicho eso?". Y Bobby le respondió: "A ti no te conoce nadie".
-Ha dicho que jamás tuvo que escribirle diálogos a Harpo, dado que no hablaba. ¿Habló alguna vez Harpo en un espectáculo de los Hermanos Marx?
-Hablaba un montón en un número escolar de vodevil que solíamos hacer en su día. Hacía el papel de un muchacho llamado Patsy Brannigan. Patsy Brannigan era un chaval con el pelo rojo y una nariz rara. De ahí sacó Harpo la idea de su peluca. Un tipo le había enseñado un discurso lleno de palabras rimbombantes y en ocasiones Harpo dejaba al público boquiabierto al pronunciarlo. No entendía la mayor parte de lo que decía, pero le encantaba el discurso
-¿Conseguían hacer reír a la gente en aquellos tiempos?
-De vez en cuando. Especialmente cuando Zeppo salía a escena y decía : "Papá, ha llegado el hombre de la basura", y yo le contestaba: "Dile que no hoy no queremos". Otra vez Chico me estrechaba la mano y me decía: "Me gustaría decirle adiós a su esposa", y yo le respondía: "Y a mí también"
-¿Cómo creó el personaje de Groucho?
-En la época en que interveníamos en espectáculos de variedades de poca monta, iba probando cosas, y si daban resultado las conservaba. Si nadie se reía, las quitaba y escribía otras distintas. Al cabo de poco tiempo ya tenía un personaje
-¿Cuál fue el origen del bigote?
-El bigote surgió cuando estábamos representando un espectáculo llamado Home again (De vuelta en casa) . Mi esposa estaba dando a luz por aquel entonces y solía pasar mucho tiempo en el hospital con ella. Una noche me retrasé más de la cuenta y para cuando quise llegar al teatro se me había hecho demasiado tarde para pegarme el bigote, así que me lo pinté con un poco de pintura grasa. Al público no pareció importarle, así que lo adopté.
-¿Cómo desarrolló los andares de Groucho?
-Un día estaba de broma y empecé a andar en plan vacilón. Al público le gustó, así que conservé el estilo.
-¿Cuál fue su primer gran éxito?
-Una obra llamada I'll say she is (Y tanto que lo es).
-¿No es usted amigo de Orson Welles?
-Bueno, he hecho muchas cosas con él. Comedias. Es un tipo grandioso haciendo de payaso serio para las réplicas. También es grandiosamente orondo.
-¿No era usted también amigo de Humphrey Bogart?
-Me pasaba las horas muertas en su casa. Era un anfitrión maravilloso. Se metía dos o tres pelotazos de licor y se montaba en su yate para perder de vista a Lauren Bacall. No es que ella no le gustara. Simplemente le gustaba estar rodeado de hombres.
-Los hermanos Marx tienen también cierto número de amigos literatos. ¿No mantuvo usted correspondencia con T S. Eliot?
-Él me escribió primero. Me dijo que era un admirador mío y que le gustaría tener mi fotografía. Así que le mandé una fotografía. Y él me la devolvió con una nota que decía: "quiero una foto suya fumando un puro". Total, que le envié una. Más adelante me dijo que sólo había tres personas que le importaran: William Butler Yeats, Paul Valery y Groucho Marx. Tenía las tres fotografías en su despacho. Cuando fui a visitarle, pensé que querría hablar sobre todos aquellos libros importantes que había escrito, como Murder in the cathedral (Asesinato en la catedral). Pero quería hablar de los Hermanos Marx. Naturalmente, nos hicimos muy amigos y mantuvimos una abundante correspondencia. Hablé en su funeral.
-¿Por qué son hoy más serias (o menos graciosas) de lo que solían serlo las películas y los libros?
-Ya no quedan cómicos. Chaplin ya no trabaja; es demasiado viejo y no puede. Mae West no es demasiado vieja, pero no quiere trabajar. Buster Keaton ha muerto. W. C. Fields ha muerto. Laurel y Hardy han muerto. Y Jerry Lewis no me ha hecho reír desde que dejó a Dean Martin. Una de las razones por las que ya no hay cómicos es que no hay sitio donde pueda formarse un actor cómico.
-¿Cómo se conocieron usted y Chaplin?
-Pues verá, mis hermanos y yo estábamos actuando en Canadá, y Chaplin también. Trabajaba en un número llamado A night at the club . Era una representación muy divertida. Recuerdo que participaba una solterona enorme que solía cantar y, mientras lo hacía, Chaplin masticaba una manzana y le escupía las pepitas a la cara. El caso es que un día que estábamos en Winnipeg, mis hermanos se fueron a buscar unos billares donde matar tres horas antes de salir para la costa. Dado que yo no jugaba al billar, que no juego a las cartas ni hago apuestas, y sólo fumo ocasionalmente -justo lo suficiente para toser-, me fui a dar un paseo y pasé ante un teatro desvencijado, el Sullivan-Considine. Oí una carcajada estruendosa y pagué mis 10 centavos. Entré y allí, sobre el escenario, había un tipo pequeño andando en círculos de un modo un tanto peculiar. Era Chaplin. El mejor actor que he visto en mi vida. Todo pantomima.
-¿Tiene alguna favorita entre las películas que los Hermanos Marx hicieron para la MGM? -creo que mi favorita es A night at the opera (Una noche en la ópera).
-¿Por qué?
-Porque tiene escenas estupendas, escenas muy divertidas. Como la del camarote en el que me reúno con la señora Claypool, interpretada por Margaret Dumont. Tengo una cita con ella, y cuando llega a mi habitación salen de ella 14 personas. Disfruté de todas mis escenas románticas con Margaret Dumont. Era una mujer maravillosa. Era la misma fuera del escenario que encima de él, una matrona estirada y muy digna. Y lo más gracioso de todo es que nunca comprendió los chistes.
"Lo más satisfactorio que he hecho en la vida ha sido bailar sobre la tumba de Hitler. Estuve sublime"
-¿Cómo era Hollywood cuando apareció usted por aquí?
-Bueno, yo era mucho más joven.
-Eso se da por supuesto ¿Cuándo se vino a vivir aquí?
-Llegamos en 1930 desde Nueva York, firmamos inmediatamente con la Paramount e hicimos 12 películas con ellos.
-A juzgar por los periódicos de la época, se diría que los Hermanos Marx pusieron la ciudad patas arriba.
-Nos lo pasamos bien. Éramos jóvenes. Pero no creo que la ciudad haya cambiado gran cosa, excepto porque hay menos estudios por culpa de la televisión.
-¿Le interesaría actuar en alguna otra película?
-No. No a menos que fuera un gran papel, que los horarios fueran cortos y que me pusieran carteles para que no tuviera que memorizarlo todo.
-John Casavetes ha dicho que es usted el mejor actor que jamás haya vivido.
-Estaba borracho.
-Pues hay muchos actores jóvenes que admiran el modo en que juega consigo mismo en la pantalla.
-Juego conmigo mismo, desde luego, pero mayormente fuera de la pantalla.
-¿Qué haría si se retirara por completo?
-Recibiría algún mensaje de vez en cuando y me afeitaría y daría un paseo. De todos modos, no pienso retirarme. Me gustaría morir sobre el escenario, pero no tengo planes de morirme en absoluto.
-¿Qué es lo más satisfactorio que ha hecho en su vida?
-Fui a Alemania, y mientras estaba allí, me mostraron la tumba de Hitler y bailé sobre ella. Nunca he sido un gran bailarín, pero Dios, ¡ese día estuve sublime!
-¿Qué se siente al tener 83 años?
-Sigo vivo. Eso es todo. Sé que aún sigo vivo porque me despierto por las mañanas. Si no me despertara, eso significaría que estaría muerto. Pero, ahora que hablamos de no saber si está uno vivo o muerto, recuerdo que una vez visité la oficina de The New York Times y me enseñaron mi necrológica. No era gran cosa. Me ofrecí a mejorarla, pero rechazaron mi oferta.
-¿Qué clase de cigarros fuma?
-Éste viene de La Habana. Cuesta cuatro dólares. Habano de verdad, no de los de las islas Canarias.
-Se dice que los embusteros son grandes cuentacuentos. ¿Cuál es su historia favorita?
-¿Limpia o sucia?
-Simplemente graciosa
-Pues verá, una puta pilla a un cliente. No, una mujer casada pilla a un tipo, se le lleva a su apartamento y se van a la cama. Cuando están en plena faena, el hombre dice: "Nunca me había acostado con una mujer como tú. Eres la mujer más extraordinaria en la cama que jamás haya conocido. No soy un hombre religioso, pero cuando muera, si existe el más allá, pienso volver a buscarte, no importa en qué parte del mundo estés". Y ella le dice: "Bueno, si es que vuelves, procura hacerlo por las tardes".
-Aparte de los cigarros baratos, ¿qué es lo que más le irrita?
-Esta entrevista.
-Una última pregunta: ¿Qué haría si pudiera volver a vivir toda su vida?
-Probar más posiciones.
Aunque disfrutaron de largas y variadas carreras en la farándula, son mejor recordados por sus películas de comedias anárquicas de la década de 1930. Sus animadas interpretaciones físicas y verbales, cultivadas en el vaudeville y etapas de Broadway, han demostrado una influencia enorme en generaciones posteriores de cómicos.
La marca esencialmente irreverente del humor de los Marx nunca disfrutó de la extendida atracción de Chaplin y otros cómicos mudos, ni de la popularidad de taquilla de talentos menos influyentes como Abbott y Costello. No obstante, un afecto folklórico por su memoria, la idiosincrasia personal (especialmente la de Groucho) ha penetrado en la cultura popular Americana, gracias a la revitalización frecuente de sus películas y a una nunca-terminada corriente de imitadores.
El original quinteto de los hermanos Marx -Leonard (Chico), Adolph (Harpo), Julius (Groucho), Milton (Gummo), y Herbert (Zeppo)- siguió la tradición familiar mediante su introducción en la farándula a una edad temprana. Especializandose en comedia musical, los hermanos primero ganaron la atención nacional con la revista de humor "I'll Say She Is" (1923-25). Aunque Harpo hizo una temprana aparición en una película primeramente en 1925, en la comedia Demasiados Besos "Too Many Kisses", el grupo dirigió su arte hacia una mayor atracción teatral a través de la década. Su mayor golpe, Los Cuatro Cocos "The Cocoanuts" (1925-28), con un guión de George S. Kaufman y música de Irving Berlin, dio a los Marx su primer paso hacia Broadway. (Gummo había en este momento dejado de actuar.) Durante ese tiempo, los hermanos, que habían desarrollado ya sus caracterizaciones de marca propia, produjeron una película muda independiente de comedia. La película perdida, "Humorisk", fue realizada en Nueva York y Nueva Jersey con financiación privada pero nunca recibió una proyección pública.
En el vigor de su siguiente éxito de Broadway, El Conflicto de Los Marx "Animal Crackers" (1928-29), el grupo firmó un contrato por cinco películas con la Paramount, la cual estaba buscando talentos para sus nuevas producciones de películas sonoras. Tanto Los Cuatro Cocos "The Cocoanuts" (1929) como El Conflicto de los Marx "Animal Crackers" (1930) fueron filmadas, en un estudio de sonido de Nueva York, en el Astoria de la Paramount. Aunque las limitaciones de la primera tecnología de sonido forzaron a los Marx a recortar su estilo de comedia enérgica y propensa a un diálogo improvisado, el público cinematográfico aceptó la marca del grupo de comedia caótica. Cada uno de los cuatro hermanos se volvió identificable por su propia persona:
Groucho, siempre el dirigente del grupo, lucía un mostacho pintado de gris, llevaba un cigarro, y era retratado como un trepador social sin tacto que cantaba y lanzaba juegos de palabras, insultos y absurdos non sequiturs a cada interlocutor; el pianista Chico (pronunciado chick- o, debido a su afición a las mujeres) calaba un puntiagudo sombrero con desiguales ropas y hablaba con un exagerado acento italiano; Harpo, con peluca roja y gabardina llena de remiendos, fue el payaso aniñado que nunca habló en ninguna película pero que encantaba con sus solos de arpa; y Zeppo fue el triste personaje de un hombre sincero que sólamente a veces obtenía a la chica.
Los finalmente los tres Hermanos Marx se liberan del acuerdo con la Paramount -Naderías/Pistoleros de Agua Dulce "Monkey Bussines" (1931), Plumas de Caballo "Horse Feathers" (1932) y Sopa de Ganso "Duck Soup" (1933)- al no desenvolverse bien en la taquilla, aunque están ahora considerados como el mas inspirado grupo de películas cómicas. Los guiones de George Kaufman y Morrie Ryskind fueron reemplazados por los de otro brillante humorista, S. J. Perelman. Los muchachos fueron también dirigidos por los mejores directores de comedia, Norman Z. McLeod y, para Sopa de Ganso, Leo McCarey. Los vehículos del grupo de la Paramount desenfatizaron las usuales historias lineales y románticas de Hollywood y simplemente proveyeron de espacio en la pantalla a los Marx para desempeñar sus rutinas. La casi facilona Naderías/Pistoleros de Agua dulce desarrolla la historia de cuatro polizones anónimos que realizan estragos en una linea marítima de lujo, y que intentan desembarcar realizando cuatro impresiones de Maurice Chevalier. Plumas de Caballo (1932) es una similar libre interpretación de la vida en una Escuela, con el Profesor Wagstaff (Groucho) entonando su himno antiorden Sea Lo Que Sea, Me Opongo "What Ever It Is, I'm Against It." Finalmente, Sopa de Ganso, normalmente considerada la pieza maestra del grupo, es una sátira sobre las políticas de guerra, actuando Groucho como el inadecuado presidente de Freedonia quien, con la ayuda de sus hermanos, dirige el país con el eslogan musical "Just Wait 'Til I Get Through With It."
La financieramente ocupada Paramount liberó a los Hermanos Marx después de Sopa de Ganso, pero el grupo (excepto Zeppo) fue recogido por el estudio del glamour, Metro-Goldwyn-Mayer, en el mandato de su jefe de producción Irving Thalberg. Thalberg refunde al incorregible grupo en el molde de la MGM. Reinsertó las usuales historias lineales de Hollywood, adaptó a los hermanos como figuras más simpáticas y ofreció historias de amor para llamar la atención de audiencias menos enamoradas del humor destructor del grupo. Con estos elementos, valores más clásicos de producción, el regreso de Kaufman y Ryskind, soportando un mejor lanzamiento, la inclusión del gran complemento cómico de Groucho Margaret Dumont, y la larga precomprobación del material de la MGM, los dos filmes de Thalberg, Una Noche en la Opera "A Night at the Opera" (1935) y Un Día en las Carreras "A Day at the Races" (1937), revivieron su popularidad.
Pero la muerte del principal productor de Hollywood en 1937 también marcó el fin del buen hacer de las películas de los Marx. Después de un rápido contrato con la RKO (para El Hotel de los Líos "Room Service",1938), el maduro grupo hizo tres comedias planas en la MGM: Una Tarde en el Circo "At the Circus" (1939), Los Hermanos Marx en el Oeste "Go West" (1940) y Tienda de Locos "The Big Store" (1941). Después de la guerra, aparentemente a causa de la necesidad financiera, se reunieron para las indistinguidas Una Noche en Casablanca "A Night in Casablanca" (1946) y Amor en Conserva "Love Happy" (1949).
En los 1950, cada uno de los tres hermanos continuó trabajando independientemente en radio, TV y cine, con Groucho permaneciendo como el mas exitoso, debido a su largamente emitido show humorístico de radio/televisión Apueste Usted Su Vida "You Bet Your Life" (1947-61). Los tres aparecieron en papeles separados en La Historia de la Humanidad "The Story of Mankind" (1957) de Irwin Allen y estuvieron brevemente reunidos en un telefilme emitido, El Increible Robo de la Joya "The Incredible Jewel Robbery" (1959). Incluso después de que Chico y Harpo murieran, Groucho continuó escribiendo y apareciendo en TV.
Aceptó un Oscar honorario para los Hermanos Marx en 1974, tres años antes de su muerte.
Texto del Cinemania'94 de Microsoft.
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